"Me gusta la idea de que es el poder del cine lo que combate a los nazis. Y no solo como metáfora, sino en un sentido literal."
No está considerada un remake de 'Aquel maldito tren blindado (Inglorious Basterds)' de Enzo G. Castellari, pero sí está claramente influenciada por este filme italiano de 1978. De no haber conseguido los derechos para utilizar el titulo, Tarantino habría optado por 'Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis'. El director de 'Pulp Fiction' y la batalla contra Hitler es una combinación ganadora, pero no sería lo mismo sin un reparto tan bien escogido y, sobre todo, sin el Hans Landa de Christoph Waltz. Un villano políglota, un coronel nazi también conocido como "el cazador de judíos", que encarna la demencia del Tercer Reich con su humor y crueldad.
Tarantino compone una obra maestra absolutamente electrizante pese a un ritmo relativamente pausado, lo cuál realza aún más la intensa brutalidad de algunas escenas, pues MALDITOS BASTARDOS constituye un relato revisionista de la Segunda Guerra Mundial perfectamente incrustado en los parámetros del propio director. Historias paralelas que culminan en uno de los climax más brutales, vertiginosos y brillantes de las últimas décadas.
Impecablemente dirigida, la cinta extrae grandes dosis de emoción de situaciones aparentemente simples: un cigarrillo apagado sobre un dulce, el pálido rostro de un oficial capturado o el vaso de leche entre Landa y el señor LaPadite. La consumada cinefilia de Tarantino queda patente en cada fotograma, también en ese cine regido por Shosanna Dreyfus, componente esencial en el devenir de la trama. Hay cientos de detalles que ayudan a definir una obra de arte por y para cinéfilos e iconoclastas.
Una película cumbre del director estadounidense y del siglo XXI. Única, cautivadora y atroz, acompaña una excelente música de Morricone, Tarantino redefine su estilo y consigue que el auténtico triunfador de la guerra sea el propio filme.
No está considerada un remake de 'Aquel maldito tren blindado (Inglorious Basterds)' de Enzo G. Castellari, pero sí está claramente influenciada por este filme italiano de 1978. De no haber conseguido los derechos para utilizar el titulo, Tarantino habría optado por 'Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis'. El director de 'Pulp Fiction' y la batalla contra Hitler es una combinación ganadora, pero no sería lo mismo sin un reparto tan bien escogido y, sobre todo, sin el Hans Landa de Christoph Waltz. Un villano políglota, un coronel nazi también conocido como "el cazador de judíos", que encarna la demencia del Tercer Reich con su humor y crueldad.
Tarantino compone una obra maestra absolutamente electrizante pese a un ritmo relativamente pausado, lo cuál realza aún más la intensa brutalidad de algunas escenas, pues MALDITOS BASTARDOS constituye un relato revisionista de la Segunda Guerra Mundial perfectamente incrustado en los parámetros del propio director. Historias paralelas que culminan en uno de los climax más brutales, vertiginosos y brillantes de las últimas décadas.
Impecablemente dirigida, la cinta extrae grandes dosis de emoción de situaciones aparentemente simples: un cigarrillo apagado sobre un dulce, el pálido rostro de un oficial capturado o el vaso de leche entre Landa y el señor LaPadite. La consumada cinefilia de Tarantino queda patente en cada fotograma, también en ese cine regido por Shosanna Dreyfus, componente esencial en el devenir de la trama. Hay cientos de detalles que ayudan a definir una obra de arte por y para cinéfilos e iconoclastas.
Una película cumbre del director estadounidense y del siglo XXI. Única, cautivadora y atroz, acompaña una excelente música de Morricone, Tarantino redefine su estilo y consigue que el auténtico triunfador de la guerra sea el propio filme.
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