sábado, 31 de agosto de 2019

LA VIDA DE BRIAN (Life of Brian) (Terry Jones, 1979)


"Yo digo que eres el Mesías y de eso entiendo porque he seguido a varios."

"Jesucristo no era divertido, así que mejor contar la vida de un chico travieso en la Palestina en la que se origina el cristianismo", decía Terry Jones. Tras nacer como un chiste, el grupo cómico de los Monty Python trataban (sin conseguirlo) de evitar acusaciones de blasfemia en su historia bíblica sutil pero cargada de comentarios satíricos y morales marca de la casa. LA VIDA DE BRIAN juega a su antojo con los personajes del Nuevo Testamento, la película es, en esencia, una serie de "sketchs" surrealistas, violentos y extremadamente graciosos unidos por un tenue hilo narrativo pero con un argumento más sólido que otros de sus trabajos anteriores.

El filme fue un enorme éxito internacional, pero estuvo a punto de no realizarse, llegó el milagroso dinero de la naciente productora HandMade Films del ex-Beatle George Harrison, el verdadero Mesías y salvador de Brian. Según afirmó, simplemente apostó por este guión porque quería ver algo nuevo de los Python.

En el abnegado compromiso de Brian se refleja la eterna lucha contra el imperialismo. La dialéctica de la forma y el contenido da lugar a bromas muy logradas, su capacidad de combate se limita a la retórica revolucionaria. Especialistas de la escena cómica trabajando duro para dotar de unidad de contenido a su fulminante obra tardía. El guión está dedicado a Keith Moon, del grupo musical The Who, fallecido un año antes, que iba a interpretar a un profeta callejero. Harrison tiene una breve aparición interpretando a un hombre que vende el monte de los Olivos.

Los Monty Python demostraron que es posible ir aún más lejos en la provocación delirante donde ser del Frente Popular de Judea o del Frente Judaico Popular es la única duda sobre esta gran comedia. Y nunca olviden cantar "Always look on the bright side of life" (Mira siempre el lado alegre de la vida).


























domingo, 18 de agosto de 2019

MALDITOS BASTARDOS (Inglourious Basterds) (Quentin Tarantino, 2009)


"Me gusta la idea de que es el poder del cine lo que combate a los nazis. Y no solo como metáfora, sino en un sentido literal."

No está considerada un remake de 'Aquel maldito tren blindado (Inglorious Basterds)' de Enzo G. Castellari, pero sí está claramente influenciada por este filme italiano de 1978. De no haber conseguido los derechos para utilizar el titulo, Tarantino habría optado por 'Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis'. El director de 'Pulp Fiction' y la batalla contra Hitler es una combinación ganadora, pero no sería lo mismo sin un reparto tan bien escogido y, sobre todo, sin el Hans Landa de Christoph Waltz. Un villano políglota, un coronel nazi también conocido como "el cazador de judíos", que encarna la demencia del Tercer Reich con su humor y crueldad.

Tarantino compone una obra maestra absolutamente electrizante pese a un ritmo relativamente pausado, lo cuál realza aún más la intensa brutalidad de algunas escenas, pues MALDITOS BASTARDOS constituye un relato revisionista de la Segunda Guerra Mundial perfectamente incrustado en los parámetros del propio director. Historias paralelas que culminan en uno de los climax más brutales, vertiginosos y brillantes de las últimas décadas.

Impecablemente dirigida, la cinta extrae grandes dosis de emoción de situaciones aparentemente simples: un cigarrillo apagado sobre un dulce, el pálido rostro de un oficial capturado o el vaso de leche entre Landa y el señor LaPadite. La consumada cinefilia de Tarantino queda patente en cada fotograma, también en ese cine regido por Shosanna Dreyfus, componente esencial en el devenir de la trama. Hay cientos de detalles que ayudan a definir una obra de arte por y para cinéfilos e iconoclastas.

Una película cumbre del director estadounidense y del siglo XXI. Única, cautivadora y atroz, acompaña una excelente música de Morricone, Tarantino redefine su estilo y consigue que el auténtico triunfador de la guerra sea el propio filme.


























lunes, 5 de agosto de 2019

EL SEXTO SENTIDO (The Sixth Sense) (M. Night Shyamalan, 1999)


"Incluso una vez acabado el rodaje, teníamos dudas de si seríamos capaces de engañar a la audiencia." Bruce Willis, 2002

El guionista/director M. Night Shyamalan recuperó el thriller dramático apoyándose en un estilo clásico, con clara inspiración en Hitchcock o 'El resplandor' de Kubrick, para narrar una historia de amor donde daba una nueva dimensión al género de misterio y de fantasmas. Esta pesadilla de sorprendente final, mezcla de lo cotidiano y lo que envuelve a la muerte, se escenifica con una destacable creatividad. Una historia de fantasmas que funciona en diferentes sentidos, con horribles momentos de sutil terror, Shyamalan merece los mayores elogios por reunir los diferentes elementos y apreciar todos los matices.

Las pesadillas infantiles que hacen de la infancia algo atroz al miedo se disipan por una propia naturaleza que trasciende nuestro entendimiento. El inusual thriller fruto de esta situación mantiene un sutil y conmovedor equilibrio entre los distintos géneros que contiene: drama psicológico, terror, melodrama, compañerismo masculino. Willis, el héroe de acción, sorprendía con una actuación comedida que constituye el eje de la película, melancolía y soledad que transmite sensación de pérdida.

El argumento juega con las expectativas del público y explora la presunción de que todo lo que se ve es real y de que el tiempo, el espacio y la casualidad son elementos de la vida diaria. Con el tiempo, veríamos que sería una característica del cineasta. El inteligente uso amortiguado del color, la temperatura fría se encuentra presente, y el enorme poder visual se debe a la maestría artística de Tak Fujimoto. El apagado colorido, el uso del rojo, de las escenas individuales se combina para crear una atmósfera morbosa y cargada.

EL SEXTO SENTIDO se ha convertido en un clásico moderno. Compleja, visualmente atractiva, dolorosa, conmovedora, tensa y con un final impredecible.