jueves, 26 de noviembre de 2020

CUMBRES BORRASCOSAS (Emily Brontë, 1847)

 


 

 "¿Es un ser humano el señor Heathcliff? Y si es así, ¿crees que está loco? Y de no estar loco, ¿es un demonio?"

Cumbres Borrascosas fue el único libro escrito por Emily Brontë, que además lo publicó bajo el pseudónimo de Ellis Bell en 1847. Al contrario de su temprana muerta a los treinta años por tuberculosis, su obra ha quedado para la posteridad como una de las novelas más importantes e inmortales de la historia.

Siempre me han "vendido" mal este libro, como un culebrón romántico y pasteloso, pero, en realidad, es una obra gótica con más tintes de tragedia que de amor. De personajes hoscos y taciturnos con el que es difícil empatizar. O un relato de amor con personas que no pueden o no saben amar. Me gusta cómo se estructura la historia, es innovadora para su época y las mujeres tienen un carácter fuerte y marcado, dentro de este decadente ecosistema de personalidades desestructuradas donde cabe la avaricia y, sobre todo, la venganza.

Dividida en dos partes narrativas, dentro de este violento marco emocional nacen otras particularidades como saltos en el tiempo o perspectivas de un mismo hecho, el establecimiento de reglas jerárquicas y la trivialización del propio concepto del amor que nos empuja a reflexionar sobre si cabe tolerar en su nombre. Refleja todas las emociones humanas, el determinismo social y la muerte como exponente místico permanente.

Brontë comprendió ese oscurantismo que encerraba en su remolino de emociones (las relaciones tormentosas sumidas en la tragedia) y puso todos los ingredientes de la novela gótica para una lectura realmente satisfactoria, con personajes pasionales, poco menos que deseables pero difícilmente olvidables. Cumbres borrascosas es excesiva y compleja pero es un disfrute, se ha convertido con el tiempo en una de esos textos excepcionales que han entrado a formar parte del léxico de la literatura.