Dudok de Wit y Takahata no necesitan ni una sola palabra en LA TORTUGA
ROJA para enamorar, solo un dibujo preciosista y mucho sentimiento. Una fórmula arriesgada para el público comercial, su estilo se sostiene solamente en el lenguaje visual, francamente notable.
Puede pecar de lentitud, pero es una historia sensible que hay que
degustar a fuego lento. Me encantan los encuadres de paisaje y
personajes, empequeñeciendo al hombre ante la vasta naturaleza. Un filme
que hay que ver para reencontrarse con uno mismo.
Valoración: [7/10]
★★★★★★★★★★
★★★★★★★★★★
Paco Garrido
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