miércoles, 13 de mayo de 2015

Crítica: Ciudadano Kane (Citizen Kane), (Orson Welles, 1941)


Situada en el primer puesto de las mejores películas de la historia en la encuesta realizada por críticos de la revista Sight & Sound desde 1962, arrebatado en los últimos años por Vértigo de Alfred Hitchcock, el notable debut de Orson Welles (El extraño, Sed de mal, El cuarto mandamiento) figura entre los grandes clásicos del celuloide. La leyenda ha sido alimentada en parte por el hecho de que Welles solo contaba con 24 años de edad cuando hizo la película. 

La cinta cuenta la gran historia de Charles Foster Kane, que nace pobre pero hereda una importante fortuna que invierte en publicaciones de prensa y radio a nivel nacional. Pero el núcleo de la trama nos centra en la última palabra que salió de sus labios antes de morir: Rosebud. ¿Qué es Rosebud? A partir de esta premisa entraremos directos al corazón de la existencia de Kane, vivencias, amoríos, extrenticidades y peculiaridades que le hicieron tan popular en la época para descubrir el significado de dicha palabra. 

Ciudadano Kane tiene un interés y una importancia tremendos, pues además de una narrativa concisa y elaborada, contiene un guión soberbio escrito por el propio Orson Welles y Herman J. Mankiewicz, además de ganar un Oscar por este guión. Enmarcándose con firmeza en las tradiciones del populismo y ensalzando la creencia de que el dinero no puede comprar la felicidad de forma prosaica. El argumento se cuenta mediante flashbacks y cada personaje conoce a Kane desde cierta perspectiva. Una de las fuerzas del film radica en la fotografía: colmada de primeros planos, donde se enfocaban simultáneamente con los fondos. Incluso atendiendo a las pautas establecidas actualmente, siguen siendo formidables.

Pese a rozar la excelencia en múltiples ocasiones, algunas escenas menos sorprendentes que otras o el parsimonioso arranque, el considerado por el American Film Institute en 1998 como "la película más grande de todos los tiempos" cada vez que su título sonaba en la ceremonia de los Oscar en 1942, era abucheado. Una anécdota de las que no se olvidan.

Un drama inolvidable que le sigue sentando de maravilla el paso del tiempo, con un magnífico guión y una vanidosa fotografía, el Ciudadano Kane de Welles constituye una de las bazas más importantes de la historia del cine.




"Siempre me atraganté con la cuchara de plata." Charles Foster Kane

Valoración: [9/10]     
★★★★★★★




Paco Garrido

2 comentarios:

  1. A mi no me atrae nada esta clase de pelis ya que me aburren bastante jeje, pero me alegro que te gustara.
    Un besin

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, pues no sabes lo que te estás perdiendo amiga xD No le tengáis rechazo a las películas que sean en blanco y negro por ese motivo, si hay algo que tenga el cine es ser atemporal, desde sus comienzos (cine mudo) nos han dejado grandiosas historias que aún sin sonido y/o color transmiten igual o más que las actuales. Te recomiendo indagar más en los orígenes, lo mismo te llevas una grata sorpresa.

      ¡Gracias por pasarte y comentar, saludos!

      Eliminar