domingo, 30 de septiembre de 2018

Crítica | EUROPA (Lars Von Trier, 1991)


"Mi voz le llevará hacia Europa más profundamente. Voy a contar hasta diez y cuando llegue a diez estará en Europa. Cuando llegue a diez morirá, pero no podrá olvidar Europa."

La hipnótica voz es la de Max Von Sydow y el oscuro narrador Lars Von Trier. EUROPA (1991) es el punto de vista surrealista y onírico del siempre osado Von Trier sobre la posguerra en Alemania, esa que nadie cuenta, tratada en un marco histórico sin ningún rigor histórico, el que nos sumerge en ese mundo caótico y totalmente destruido, pesimista, sucio, una sociedad vencida y humillada.

Convierte un tren en un campo de concentración, a la paz personificada del lugar le da un arma, el amor se esconde bajo ideologías y explosivos. Juega con las metáfora como nadie. 

El odio de un conflicto no es un botón on/off, la guerra ha acabado pero el espíritu sigue vigente, y el cineasta danés (pre-Dogma) indaga en esa serie de ideales y lo muestra con su indudable calidad técnica, sentimiento contenido e influenciado por el cine de Bergman y Lang. Von Trier nunca deja indiferente, su cine es incómodo, pero como consigas entrar te destroza.




















sábado, 29 de septiembre de 2018

Crítica | BUENAS NOCHES, Y BUENA SUERTE (George Clooney, 2005)


En BUENAS NOCHES, Y BUENA SUERTE, un George Clooney extremadamente académico aborda con sutil objetividad y emoción (estructura narrativa que recuerda a EVA AL DESNUDO) el nacimiento de la televisión en los años 50 y la lucha del líder de oratoria Edward R. Murrow contra la persecución comunista o 'caza de brujas' comandada por el senador Joseph McCarthy.

El film exige, para su disfrute pleno, un cierto conocimiento de la historia real y sus personajes para confirmar el nivel de encaje milimetrado que consigue Clooney con la realidad, sostenido por un reparto coral extraordinario y un McCarthy haciendo de él mismo mediante una notable inclusión de imágenes de archivo. 

Como en SPOTLIGHT, THE POST o TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE, son un grupo de personas haciendo su trabajo, pero siempre es atractivo para el espectador el acento crítico de la fuerza defensora de la libertad contra la "cultura del miedo". También un alegato sobre el papel del periodismo y su compromiso con la verdad como lo fue THE INSIDER (El dilema).

Absolutamente inmersiva, el blanco y negro refleja un tono melancólico o nostálgico de aquel periodismo de trinchera donde el humo de los cigarrillos cubría las salas de pesada niebla, las victorias (o derrotas) terminaban en ríos de whisky, sin levantar los exhaustos dedos del papel, mientras sonaban temas jazzísticos interpretados por Dianne Reeves.























viernes, 28 de septiembre de 2018

Crítica | LA BELLA Y LA BESTIA (Jean Cocteau, 1946)


"Soporto su presencia porque me gustaría hacerle olvidar su fealdad."

Desde los ingeniosos créditos iniciales con el clásico "Érase una vez...", Cocteau invita al público a sacar el niño que llevan dentro y disfrutar de un cuento de hadas, pero sin olvidar su lado adulto. 

Jean Cocteau definió el cine como el arte más completo entre las muchas formas artísticas en las que profundizó, realizando de forma personal la primera versión cinematográfica de LA BELLA Y LA BESTIA (1946).

El cineasta francés creía que tras el masivo revés cultural sufrido durante la ocupación alemana, había que cambiar el realismo o neorrealismo por un cine de vanguardia, arriesgado y ofrecer magia al público. Esa modernidad tan influyente en la futura Nouvelle Vague. 

El cuento homónimo de 1757 desde un extravagante punto de vista gótico, moralista, una mansión encantada llena de vida y creatividad, también de cierto toque siniestro. Los candelabros y Bella deslizándose por los pasillos son una clara metáfora freudiana, (vista en Polanski o Coppola) el simbolismo y surrealismo es de Buñuel, mientras la estética es Dalí. Un conjunto que visualmente funciona mejor que las interpretaciones demasiado académicas y el humor encriptado.



























jueves, 27 de septiembre de 2018

Crítica | LA CINTA BLANCA (Das weisse Band) (Michael Haneke, 2009)


"Le di a Dios una oportunidad de matarme. Él no lo hizo, así que está contento conmigo."

Michael Haneke aborda los gérmenes del nazismo en la sociedad alemana en vísperas de la Gran Guerra en LA CINTA BLANCA, una de las joyas del siglo XXI. Un relato brutal, profundo, descarnado y de apabullante fotografía de Berger, filmada en color y pasada a blanco y negro.

Analiza los comportamientos ordinarios de una sociedad de crueldad contenida, basada en el puritanismo y la autoridad religiosa, la semilla donde descansaba el espanto esperando el alzamiento del Tercer Reich. El retrato de los personajes y esa narración ambigua, da rienda suelta a sugerir y pensar más que explicar, mantiene en vilo con toda la aspereza del cine de autor europeo más cerca de Bergman que de Dreyer, la obra personal de un maestro de la narración. Brillante parábola histórica o un siniestro cuento de terror contenido

"¿Lo han hecho de forma consciente, son un grupo de niños abandonados a su suerte, o simplemente han sido malinterpretados?" Los niños son muy importantes en la historia (pasada, presente y, sobre todo, futura) y Haneke explicó el durísimo casting que llevaron a cabo: "Observamos a 7.000 niños durante seis meses... Fue difícil".