Dios creó el mundo en siete días, Marcos "el carnicero" intenta destruir todo rastro de humanidad en el mismo periodo. Un thriller del caluroso Madrid de principios de los setenta, arenoso y estéril embriagado del miedo social y perturbador aroma a injusticia. Además, una historia sosegada, angustiosa a su vez donde el suspense permanece en el aire como el olor a pudredumbre de la solitaria casa donde descansan unos cuerpos que nunca imaginaron que terminarían allí.
Una inusual pareja para la época en que transcurre la trama, una joven enamorada de un hombre mayor, tienen un percance con un taxista al cual asesinan en una oscura calle y salen huyendo. A raíz de este suceso, nuestro protagonista Marcos irá eliminando todo ser humano que sospeche o crea importunar su salvaje secreto. Mientras entabla amistad con un extraño y misterioso joven que parece conocer a la nueva personalidad asesina que tiene enfrente.
Las hostilidades comienzan con la retransmisión de un partido de fútbol por la radio, al igual que el desenlace, también con la narración de un partido del deporte rey... Eloy de la Iglesia nos deja una curiosa anécdota futbolística entre líneas.
Un film que a priori puede parecer hastiado, comienza a servir dosis de tensión y suspense al espectador, más allá de sus aceptables interpretaciones o un desenlace esperado, bebiendo del viejo Giallo italiano. Sostenida bajo un guión correcto, sin alardes pero con unas líneas acordes a la época en la que trabaja. Por supuesto, estamos ante una película entretenida en la que prima eso, sentirse ocupada en nuestra retina sin mayor pretenciosidad que lo que vemos, sin mayor atisbo de grandilocuencia sino mantener el suspense consiguiéndolo sin reparos. Técnicamente justita, rozando la serie B en varias ocasiones y con varias escenas imborrables (la eliminación de miembros mediante la nueva máquina de empresa, la curiosidad animal por el olor a muerte, el miedo a la opresión y la prisión...).
La semana del asesino se consagra como un más que interesante thriller patrio, con una historia absorbente que mantiene la tensión durante todo el metraje y con un estilo bien definido, más cercano al Giallo italiano que al slasher americano.
“Mi vida y mis películas son las caras de una misma moneda.”
Valoración: [6/10]
★★★★★★★★★★
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Paco Garrido
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