viernes, 28 de diciembre de 2018

Crítica | EL EXORCISTA (William Friedkin, 1973)


"Magnífico día para un exorcismo."

'El exorcista' fue la primera cinta de terror nominada para el Oscar a la mejor película, primer bombazo en taquilla de la historia del género y de gran influencia en posteriores producciones. Objeto de una implacable maquinaria publicitaria en su momento, donde Warner Brothers compró los derechos de la novela escrita por William Peter Blatty, guionista y productor del filme, anticipando que sería un Bestseller.

No estaba equivocados, el impacto cultural de la película dirigida por el severo Friedkin desafío las normas que especificaban lo que era aceptable mostrar en pantalla. El crítico de cine Roger Ebert, de puro espanto, afirmó incluso haber perdido su fe en la humanidad: "¿Se ha vuelto la gente tan insensible que necesita películas de tal intensidad para poder llegar a sentir algo?".

Una producción polémica, plagada de muertes indirectas pero relacionadas con el conglomerado, discordias en las posproducción, especulación sobre lo que podía inducir a gente de todas las edades a hacer cola durante horas para ver algo que tenía la virtud de provocar desmayos y psicosis temporal no era algo que deba infravalorarse. Incluso la posesión de Blinda Bair robó los titulares estadounidenses al escándalo Watergate durante un tiempo.

El mal posee el entorno desde sus primeras imágenes en Irak hasta la otoñal Georgetown, recursos estilísticos en un filme con aura especial, emociones fuertes que siguen generando miedo. El maligno puede adoptar las más diversas formas y su entrada en el mundo cotidiano y familiar puede ser terrorífico.




























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