La tan polémica como
galardonada "La vida de
Adèle" nos pone; como bien dice su
título tras la pista de Adèle. Una joven muchacha que va creciendo, cambiando,
conociendo, enamorándose y en
definitiva; viviendo su vida.
Siempre he creído y creo, que tan
importante como tener una buena historia es saber contarla. No tiene mucho
sentido tener entre manos el mejor guión del mundo si no sabes proyectarlo de
una forma adecuada. Este es el pilar de esta cinta; no cuenta con una historia
novedosa, ni tremendamente compleja (no entro a valorar la comparación con la
novela gráfica). El film cuenta una historia real, plausible y sin alardes innecesarios.
Dónde realmente está la clave, es en la forma
en que Kechiche nos acerca a su historia; en un primer plano infinito de su protagonista;
la vemos comer, hablar con su familia, con sus amigos, salir, divertirse,
estudiar , trabajar y por supuesto tener sexo.
Es decir, el ciclo vital de cualquier ser humano independientemente de
su orientación sexual, esto no hace sino acercarte a los personajes. Cosa para
la que también es capital la actuación de sus dos protagonistas. No recuerdo
otra película que lleve tan al límite las interpretaciones de sus actores
principales. Tanto Léa Seydoux como Adèle Exarchopoulos convierten sus escenas en un festival
interpretativo increíble. Ni siquiera es necesario valorar las polémicas
escenas de sexo; actos como la discusión o la despedida en el restaurante son
un ejercicio de realismo apabullante, difícilmente superable.
Por otra parte, en este tipo de
historias es típico que la película caiga en frases tremendamente empalagosas
seguidas de algunas acciones absurdas para aumentar el drama y el romanticismo,
cosa que acaba por estomagar al espectador o directamente hacer que se duerma.
Sin embargo, esta cinta es un ejemplo de cómo un buen trabajo con la cámara y
una mirada inspirada de sus actores puede expresar mucho más que un chorro de
dialogo forzado.
Y es debido a todos esos pequeños
detalles en la narración y actuación; por lo que la cinta se convierte en una
de esas películas con alma. Que puede gustar a cualquiera; incluso a mí que no
soy muy amigo del cine romántico. Un ejemplo perfecto de cómo un color te puede
cambiar para siempre. Imprescindible.
Valoración: [9/10] ★★★★★★★★★★
Rubén.
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