Los hermanos Coen en todos sus metrajes siempre suelen dejar su particular
sello de cine independiente, diferente e inteligente. Parecen estar dispuestos
a aprovechar cada ocasión para reinventarse y mezclar todos los géneros
posibles, a través de su peculiar visión de lo que debe ser narrar una
historia. Se mueven a la perfección entre lo trágico, lo cómico y lo dramático,
manejando una sutil ironía que envuelve cada escena. Realmente poco se puede
decir más; son los Coen.
"El hombre que nunca estuvo allí" es la más firme muestra del
cine de estos dos hermanos. En este caso nos presentan a Ed (Thornton) , un
peluquero con una vida gris; del mismo tono en el que está rodada la cinta. Un
perdedor consciente de ello, que ve la oportunidad de sacarle algo más a la
vida cuando aparece en escena un tipo con una innovadora idea de negocio en la
cual Ed ve la posibilidad de sacar
la cabeza del fango. Nada más lejos de la realidad; ya que es precisamente este
acto el desencadenante que lleva a su monótona existencia a desmoronarse
completamente.
Una película de factura técnica impecable, con un muy
buen uso del blanco y negro y los contraluces, nos recuerda lo mejor del
cine negro de los cuarenta, pero con ese toque tan personal que caracteriza a estos dos hermanos estadounidenses. Dentro de los aspectos más artísticos no se puede obviar de
ninguna manera la actuación de Billy Bob
Thornton, resultando un pilar básico de la cinta; sobre sus hombros recae
el peso de ser el conductor del hilo argumental, y decir que lo soporta a la
perfección; su rostro transmite más que las palabras, llega a conectar completamente
con el espectador y a resultar sumamente creíble en su papel. Es un actor que
pese a no ser tan reconocido como otros ( en mi opinión está tremendamente
infravalorado), tiene una tremenda capacidad para meterse en la piel de
cualquier tipo de personaje y lograr que sea realista y cercano. Aparte de Thornton el resto del reparto también
funciona perfectamente; Gandolfini encaja
como un guante en su papel de empresario con ínfulas, Mcdormant cumple perfectamente como esposa infiel y desbordada por
los acontecimientos, y también nos deja
unos momentos cargados de carisma la interpretación de Tony Shalhoub.
El resultado del visionado es gratamente satisfactorio, el espectador
asiste ensimismado al tremendo lío, que con unas piezas tremendamente sencillas
monta el guión de los Coen, y como,
en un momento determinado, esa maraña queda de forma perfectamente coherente
resuelta y colocada en un lugar que debería haber parecido evidente desde el
principio. En definitiva la cinta viene a demostrar que el cine más allá de
etiquetas y géneros es una cuestión de talento y en eso los Coen parecen andar sobrados.
Valoración: [8/10] ★★★★★★★★★★
Rubén.
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