sábado, 20 de octubre de 2018

Crítica | AMENAZA EN LA SOMBRA (Nicolas Roeg, 1973)


"La he visto... y quiere que sepa que es feliz." Frase de recurso facilón dentro del misterio, muestra de posesión de don maldito. También deja intuir una tragedia anterior, una búsqueda misteriosa que sacuda cualquier visión racional del mundo. Lo que no se preveía era que esa experiencia sería en un majestuoso escenario como una laberíntica e invernal Venecia.

"Un Hitchcock moderno", tildaron algunos críticos de la época a Roeg. Creo que está más cerca de los cineastas italianos (música de Pino Donaggio, detallismo rojo intenso, montaje escalado) que del maestro del suspense, pese a disponer de su cálculo escénico y simbolismo, sin tener apoyo en un guión tan consistente como se esperaba.

AMENAZA EN LA SOMBRA, basada en un texto de Daphne du Maurier, tiene la fuerza de asustar y desorientar, sugiere un puzle obsesivo donde las callejuelas venecianas y ese ambiente tan sombrío ayudan mucho a la inmersión, aunque no deja de tener una inconsistencia narrativa demasiado engañosa. Con la sutileza estética del terror y el thriller convencional, se mueve entre ambos géneros, el puzle visual de Roeg invita a verla más de una vez por la intuición simbólica que contiene, la increíble puesta en escena, una Venecia más caótica que romántica, con cierto aire vanguardista. No exenta de montaje irregular y la trampa de guion (y una escena de cama exageradamente larga...) que puede salirse de control, resulta un filme absorbente y francamente disfrutable.




























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