"Rezo todas la noches para que se fugue y poder matarlo."
Michael Myers vuelve dignamente, más cabreado por las trastadas a la saga
(secuela directa de la original) durante 40 años que por el mensaje de
reflexión, paranoia y horror del psychokiller.
Actualización de códigos, ofrecer un producto nuevo para la nueva generación, sin llegar ser un remake, pero construida en base a un retrato justiciero (de reivindicación feminista) atribuido de enfoque reverenciador al género y a la semilla del slasher sin mucho riesgo.
Elegante dirección, con buena puesta es escena,
orientada a un plano familiar y generacional con una Laurie Strode
guerrera, traumática, imbuida en un aspecto de heroína de acción y olvidando aquella imagen de niñera asustadiza que conocimos en el origen.
Un filme que reconoce el miedo de un país, en la era Trump como ya pasaba a finales de los setenta sobre el horror del pueblo americano tras la guerra de Vietnam. Carpenter vuelve a poner la música, su inolvidable música.
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