jueves, 8 de mayo de 2014

Crítica: 'El viento se levanta (The Wind Rises)' (Hayao Miyazaki, 2013)


'El viento se levanta (The Wind Rises)' (Hayao Miyazaki, 2013)





El maestro de la animación japonesa y reconocido director de cine de animación Hayao Miyazaki (La princesa Mononoke, Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro...) nos brinda su última película, tras anunciar hace poco tiempo su retirada del cine animado. Lo primero que podremos observar en su último film, 'El viento se levanta (The Wind Rises)' es su historia será mucho más madura tanto en aspectos emocionales como narrativos, dejando de lado el toque fantástico infantil que nos tiene acostumbrados en muchas de sus obras más reconocidas como 'Mi vecino Totoro' (1988), mostrando mayor dramatismo en su contenido. Sin llegar a ser una historia tan cruenta o desgarradora como 'La tumba de las luciérnagas' (Isao Takahata, 1988) una de las mejores películas realizadas por el exitoso Studio Ghibli, recrea hechos históricos como el terremoto de Kanto de 1923, la Gran Depresión, la epidemia de tuberculosis y la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Miyazaki coge el pincel y pinta una majestuosa pintura llena de fantasía, creatividad y calidad artística a la altura del mejor lienzo. Los tonos verdes y azules que invaden la pantalla representando la naturaleza, la vida o el amor se conjuntarán con los tonos más sombríos, esos colores que representan la tristeza, la desgracia o la temerosa guerra. Es un maestro del dibujo y nos vuelve a demostrar que en ese aspecto sigue siendo un genio.

La historia se basa en la biografía de Jiro, un niño que sueña con volar y diseñar los mejores y más vistosos aviones que se puedan reproducir, inspirado en el famoso diseñador aeronáutico italiano Caproni. Pese a tener problemas de visión desde muy pequeño y no poder pilotar, Jiro está decidido a cumplir su sueño mediante la construcción de aeronaves. El camino hacía su sueño será interrumpido por un devastador terremoto que hará que su trabajo se vea ralentizado, pero la vida da esas pequeñas oportunidades y a raíz del terrible suceso conocerá el amor, dando un giro radical al guión de su existencia pero sin dejar de lado su verdadera pasión, crear la más grandilocuente aeronave del mundo.

Una historia narrada con elegancia, a veces le falta esa garra necesaria para mantener la tensión durante todo su desarrollo pecando de altibajos narrativos que hará que se alargue innecesariamente el metraje. La escritura del guión es sólida y sofisticada, Miyazaki ata los cabos de manera convincente sin dejar que se le vaya de la mano en ningún momento. El contexto es arriesgado ya que todo gira en torno al mundo de la aviación, tema que puede aburrir a muchos y entusiasmar a pocos. La música de Joe Hisaishi es una delicia, desde el primer acorde nos adentrará en la historia y la recordaremos por sus excelentes notas. Técnicamente es sublime, el dibujo es perfecto transmitiendo la poesía visual que el ingeniero de la animación japonesa otorga a sus obras de manera brillante y eficaz. Consiguiendo una armonía perfecta entre elegancia lírica, belleza visual y delicadeza musical. Un desarrollo pausado y lento que como nombro en anteriores palabras, se excede en su duración aportando alguna fase hastiada. El final está cargado de dolor y sentimentalismo, a la vez que alegría y satisfacción. Un cómputo de ideas bien argumentadas y bien realizadas que consagrarán a la epopeya de Jiro como un melodrama atrevido y de una madurez impresionante.




El gran Hayao Miyazaki se despide del mundo del cine con una buena película, muy personal y con mayor carga dramática que la que nos tiene acostumbrados en sus anteriores films. El dolor, el amor y los sueños tienen una representación magnífica en un marco creativo y técnico apabullante. El guión es lo menos atractivo, convirtiéndose a veces en una montaña rusa, con pérdidas de tensión y garra a lo largo de la cinta. Aún así, el ingeniero de sueños japonés se merece reconocimiento por arriesgar en un tema adulto en su despedida. Sus emblemáticas obras de animación siempre serán recordadas.



"El viento se levanta, ¡Hay que intentar vivir!"


Valoración: [7/10]
★★★★★




P. Garrido

4 comentarios:

  1. Otra vez me toca discrepar y lo lamento, Paco.Me sorprende siempre el entusiasmo que desatan las películas de Miyazaki (aunque no he odiado ninguna, como si me pasa con "Wally" de Pixar). Veamos: un gran director, cierto, y un mal dibujante de las figuras humanas con esos ojitos Heidi o Marco que atormentaron mi adlescencia y esas orejas inmensas. A mi, opinión propia, la historia de un diseñador de aviones de combate, francamante me importa una higa. Como si lo fuera de tanques, cañones o misiles. Y nunca, nunca un anime debe sobrepasas los 90 min. como mucho. Film irregular,interesante a ratos y con puntuales momentos deslumbrantes, tedioso en más de 50 minutos, cursi más que poético (oh, el avioncito de papel que mueve sus alitas, oh esa historia de amor da lagrimita tan fácil). Me rindo: jamás he empatizado con el cine de este supuesto "maestro. Lo siento.No entiendo tampoco su "relación con Kurosawa", salvo en el hecho de que ambos podían ser humanistas simplones y de homilía (Vivir). Miyazaki, desde hace años por encima del bien y del mal, puede permitirse cerrar su filmografía con esta seudobiopic tan personal como carente de la más mínima universalidad (Jiro, un "héroe" tan local como el kimono o el sake). En el fondo, tan reaccionaria, patriotera y conservadora como tantas de John Ford en las que "babeaba ante los uniformes".

    Cordiales saludos.

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    1. Muy buenas Luis, parece que la discrepancia es nuestro hábito (por ahora). Hay que reconocer que Miyazaki cambia de aires en esta última película y narra una historia mucho más personal que otras de su extensa filmografía. Una historia melodramática con más tintes de drama emocional que de fantasía pura y dura, temas delicados bajo una perspectiva existencial. Puede parecer cursi a veces, coincido en esas líneas que escribes sobre la escena del avión y la historia de lagrimita de fácil, pero la emotividad que destila su pincel es algo que perdurará pase el tiempo que pase. Me gusta su dibuja y su mezcla de colores para transmitir el sentimiento que desea en cada momento, aunque claro, el dibujo oriental y occidental siempre se han diferenciado por la estética. Reconozco que no soy muy elitista a la hora de fijarme en esos detalles y me decanto más por descubrir la embraguiadora historia que encierran sus obras o lo que nos transmite mediante su dibujo. Desconocía su relación con Kurosawa, uno de los grandes maestros del séptimo arte.

      Acabamos de cerrar la encuesta de Miyazaki, mañana resultados. Espero tus comentarios Luis.
      Como siempre, muchas gracias por pasarte por mi blog, saludos.

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  2. Para mí una gran película, a la altura de sus mejores filmes.

    Por otra parte, lo de descalificar una película por que sus personajes tenga ojos y orejas "grandes" es como un poco tontería, obviamente a Luis no le gusta ese tipo de diseños (o sea, no le gusta el 95% del anime); el que sea reaccionaria o no en muchos casos depende más del espectador que del autor, ya cada uno suele mirar con su propia óptica o perspetctiva, pero es interesante apuntar que en Japón ha sido una película muy criticada precisamente por el sector más reaccionario y conservador.

    Saludos

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    1. La verdad es que tienes toda la razón en cuanto al gusto de cada persona a la hora de decantarse por el diseño de un tipo de dibujo. El diseño o dibujo oriental como el manga/anime es totalmente diferente al que se practica en occidente, véase Disney, Pixar o Cartoons. Eso define el gusto de cada usuario sin entrar a valorar gustos muy personales (tamaños, proporciones, etc) de cada uno claro. En cuanto a la película decir coincido en que está dentro de sus films más personales, el cambio de la fantasía pura y dura al trasfondo dramático es un punto a tener en cuento viendo la filmografía de Miyazaki. A mi personalmente me ha gustado y sin llegar a sorprender, estamos ante una de las mejores películas de animación del año sin ninguna duda.

      Gracias por tu comentario Neovallense, saludos!

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