miércoles, 7 de noviembre de 2018

Crítica | EL CEBO (Es geschah am hellichten Tag) (Ladislao Vadja, 1958)


"No puede existir un demonio así."

Producción hispano-germana-suiza realizada por Vadja, director nacionalizado español, tan poco conocido como su propio filme. EL CEBO es una extraordinaria reinvención o reescritura del cuento infantil de Caperucita Roja sin lobos pero con asesinos reales, perturbados e insaciables, que es todavía más terrorífico. 

Construida a retazos del mejor cine de suspense como M de Fritz Lang, el terror clásico que evoca al FRANKENSTEIN de la Universal o el cuento siniestro de LA NOCHE DEL CAZADOR de Charles Laughton.

Para construcción sólida, la historia del dramaturgo Friedich Dürrenmant, guión realizado al mismo tiempo de la novelización titulada LA PROMESA, que Vadja ensalza magistralmente con una visión paralela y sin trampas: el público conoce el asesino y el método policial desde el principio (M), el puzle se va desgranando a la vez que el comisario Matthai va uniendo piezas en la pantalla. Rodada en Suiza con actores alemanes y el francés Michel Simon, el reparto es excelente, sin excepciones. La fotografía capta perfectamente ese ambiente rural sofocante, con todos sus matices. No profundiza en la realización de perfiles psicológicos, busca el conflicto de conciencia y moralidad por parte del comisario. Un descenso a la locura absoluta en su búsqueda infructuosa del asesino de niños.

El dibujo de una niña como única pista: un gigante, un coche negro, una cabra, erizos, chocolate suizo, títeres y un ogro que quiere hacer magia para los niños... con el cuchillo homocida en la chaqueta. El cuento macabro de Vadja es, sin duda alguna, un clásico de la historia del cine y de las mejores películas europeas de posguerra. Nadie puede escapar a este sugerente y perturbador juego detectivesco, en el que acecha una amenaza latente, la bestia del ser humano.





























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