lunes, 1 de octubre de 2018

Crítica | LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES (George A. Romero, 1968)


"Mis historias tratan de seres humanos y sus reacciones, de la falta de ellas, o de las reacciones estúpidas. Me centro en nosotros, no en los zombies. Intento respetar y simpatizar con ellos en la medida de lo posible." George A. Romero.

50 años del estreno de LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES (George A. Romero, 1968). Uno de los padres fundacionales del cambio del cine de terror moderno y artífice del prosaico casi documental clásico del horror zombie, a pesar que esa palabra nunca se utiliza en la cinta. 

Elevó el listón del género y alejó las historias de las cada vez más anticuadas convenciones góticas de primera mitad de siglo.

Una película de terror que reflejaba la sensación de inquietud que impregnaba a la sociedad sin ofrecer consuelo ni confianza, una metáfora de la misma en tiempos convulsos donde los disturbios se sucedían por toda América, Luther King y Kennedy eran asesinados, mientras la democracia se tambaleaba con la Guerra Fría envenenando el ambiente. La supervivencia es el factor esclarecedor del film: un grupo de personas totalmente distintas echadas a su suerte. Frustración, fatalidad, decisiones equivocadas y el horror de la desesperación. Malestar civil, racismo, desintegración familiar, status social y miedo a las masas son elementos siempre vigentes, que están reflejados en la obra de Romero.
























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