domingo, 2 de diciembre de 2018

Crítica | LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC (Cat on a Hot Tin Roof) (Richard Brooks, 1958)



"- Estoy mucho más decidida de lo que crees... y al final ganaré.
+ ¿Qué ganarás? ¿Cuál puede ser la victoria de una gata en un tejado de zinc caliente?
Seguramente continuar en él mientras lo resista."

Estamos ante una película de suma importancia no solo por su historia y su excelente reparto, sino por la masacre que la industria hizo al guión original de la famosa obra de Tennessee Williams. La obra de teatro de Williams ganó el premio Pulitzer de Drama en 1955. Es la más famosa y favorita del autor. Un canto a la libertad homosexual y a la liberación.

A pesar de ser una de las grandes del cine, podemos observar lagunas en el guión provocadas por la terrible censura. Leves alusiones al pasado del protagonista con su mejor amigo, pero enfocadas hacia una relación posesiva más que a una relación romántica. Excepto por algunas intervenciones (que se agradecen como nunca) en las que diferentes personajes hacen referencia a la homosexualidad del personaje de Newman, podríamos decir perfectamente que la película trata sobre celos y que él está enamoradísimo de su mujer, pero piensa que ella le ha sido infiel. Vamos, que se nota la pelea ideológica y el interés casi enfermizo en poner al hombre como macho dominante y a la mujer como esclava lasciva.

Paul Newman pensaba que el largometraje era fiel a la obra y cuando se enteró de las palpables diferencias, expresó su disgusto a la directiva. Como dato importante y para darle más énfasis a la argumentación, he de decir que Tennesse Williams era homosexual y al atacar a su personaje, también lo atacaron a él.

Con todo, Brooks consiguió darle un giro a este problema y no sólo llegó al corazón de miles de hogares americanos, sino que ha perdurado a lo largo de la Historia del cine posicionándose como un clásico indispensable que gana adeptos con el transcurso de los años. 

La recomiendo fervientemente ya que representa una oda hacia la famosa locución latina 'Carpe Diem' de Horacio. Un jaque mate a la superficialidad y a la mentira de la burguesía en pro de una vida humilde que se cimiente sobre pilares de amor y bienestar propio.



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