domingo, 16 de diciembre de 2018

Crítica | LA GRAN ILUSIÓN (La Grande Illusion) (Jean Renoir, 1937)


"Las fronteras las dibujan los hombres. A la naturaleza le da igual."

La obra maestra de Jean Renoir es uno de los pocos filmes antibelicistas que realmente merecen este calificativo. Renoir narra su historia, combatiente en la Primera Guerra Mundial en la división aérea, renunciando al espectáculo de la guerra, omitiendo cualquier lluvia de acero, y mostrando su visión humanista y pacifista del conflicto, mediante el barracón de un campo de prisioneros oficiales y aristócratas donde están representados los estamentos sociales.

Una película de guerra sin guerra. Las barreras entre clases se difuminan, las fronteras y los conflictos entre países quedan en circunstancias arbitrarias. 'La gran ilusión' queda en un estudio sociológico: en prisión todos se sientan a la misma mesa.
 
El microcosmos que elabora Renoir plantea diversas tragedias humanas en forma de melodrama. El amor no entiende de bandos. La camadería y admiración representada en forma de la única flor que crece en una fortaleza sobre el cadáver del enemigo, un enemigo que se trata con respeto y que simboliza el vínculo íntimo que une a los miembros de la misma clase social por encima de las fronteras nacionales.

Una película a punto de desaparecer, perseguida y rescatada por puro milagro. En 1937, se intuía que una nueva guerra mundial era una posibilidad muy real. El mensaje pacifista de la película hizo que fuera prohibida en los países dominados por regímenes fascistas. Incluso en Francia, algunos la calificaron de colaboracionista y otros de "demasiado patriótica" (esa emotiva marsellesa anterior a 'Casablanca'). Goebbels, ministro de propaganda nazi, llegó a calificar al director como "enemigo cinematográfico número 1". Mientras Roosevelt defendió la cinta con vehemencia, asegurando que todo demócrata debería verla. Primera cinta extranjera en estar nominada a mejor película en los Oscars.

Clásico del realismo cinematográfico. Potente, conmovedor, libre de clasicismo y ortodoxia. Renoir dibuja un relato donde la aristocracia está en peligro de extinción, mientras las demás clases sobreviven. Las amistades en tiempos de guerra no son más que una hermosa y gran ilusión.



























No hay comentarios:

Publicar un comentario