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domingo, 18 de agosto de 2019

MALDITOS BASTARDOS (Inglourious Basterds) (Quentin Tarantino, 2009)


"Me gusta la idea de que es el poder del cine lo que combate a los nazis. Y no solo como metáfora, sino en un sentido literal."

No está considerada un remake de 'Aquel maldito tren blindado (Inglorious Basterds)' de Enzo G. Castellari, pero sí está claramente influenciada por este filme italiano de 1978. De no haber conseguido los derechos para utilizar el titulo, Tarantino habría optado por 'Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis'. El director de 'Pulp Fiction' y la batalla contra Hitler es una combinación ganadora, pero no sería lo mismo sin un reparto tan bien escogido y, sobre todo, sin el Hans Landa de Christoph Waltz. Un villano políglota, un coronel nazi también conocido como "el cazador de judíos", que encarna la demencia del Tercer Reich con su humor y crueldad.

Tarantino compone una obra maestra absolutamente electrizante pese a un ritmo relativamente pausado, lo cuál realza aún más la intensa brutalidad de algunas escenas, pues MALDITOS BASTARDOS constituye un relato revisionista de la Segunda Guerra Mundial perfectamente incrustado en los parámetros del propio director. Historias paralelas que culminan en uno de los climax más brutales, vertiginosos y brillantes de las últimas décadas.

Impecablemente dirigida, la cinta extrae grandes dosis de emoción de situaciones aparentemente simples: un cigarrillo apagado sobre un dulce, el pálido rostro de un oficial capturado o el vaso de leche entre Landa y el señor LaPadite. La consumada cinefilia de Tarantino queda patente en cada fotograma, también en ese cine regido por Shosanna Dreyfus, componente esencial en el devenir de la trama. Hay cientos de detalles que ayudan a definir una obra de arte por y para cinéfilos e iconoclastas.

Una película cumbre del director estadounidense y del siglo XXI. Única, cautivadora y atroz, acompaña una excelente música de Morricone, Tarantino redefine su estilo y consigue que el auténtico triunfador de la guerra sea el propio filme.


























jueves, 29 de noviembre de 2018

Crítica | LA LISTA DE SCHINDLER (Steven Spielberg, 1993)


"No trabajé durante tres años después de rodar 'La lista de Schindler' porque el tema de la película me afectó emocionalmente y de una manera tan significativa que cambió mi vida." Spielberg.

Obsesionado con llevar al cine el libro 'El arca de Schindler' de Thomas Keneally y tras conseguir un taquillazo con 'Parque Jurásico', Spielberg se sintió con derecho a abordar el proyecto más personal de su carrera. No sólo cumplió con un reto personal, también consiguió el reconocimiento tanto de crítica como de público, su historia cinematográfica es una de los mejores obras del siglo XX.

El blanco y negro de la fotografía de Kaminsky, una imagen sublime con una fuerza poco común en el cine moderno. Inolvidable esa niña del abrigo rojo. Tanto como los violines de John Williams, elaborando una partitura para el recuerdo. El guión bien construido de Zaillian y el talento de dirección de Spielberg en su máxima expresión. Talentos exprimidos y puestos a disposición de este desgarrador documento histórico, aunque no sea 100% riguroso.

La fascinante historia de Oskar Schindler, un hombre de negocios nazi que salvó la vida de más de cien mil judíos polacos, mantiene el interés y la emoción durante todo el desarrollo de esta cinta intemporal. Spielberg estaba más empeñado en dotarla de una relevancia contemporánea antes que un testimonio de un periodo histórico. La mayor parte fue rodada cámara en mano al objeto de rodearla de una atmósfera y estética documental.

La convincente interpretación de Liam Neeson como Schindler nos acerca al espíritu del nazismo, mientras el sutil Ben Kingsley, su contable judío, es el vehículo ideal para adentrarse en la idiosincrasia del pueblo judío polaco. La potente interpretación de Ralph Fiennes, director del campo de concentración, se complementa a la perfección por su capacidad para explotar el glamour del poder absoluto y la gran vida, la maldad sexual, de los circuitos nazis.




























martes, 30 de octubre de 2018

Crítica | AMERICAN HISTORY X (Tony Kaye, 1998)


"Las personas no nacen racistas. Este sentimiento se adquiere a través del entorno y de las personas que nos rodean. Lo que me intrigó es porqué la gente odia y cómo podemos cambiar tanto." David McKenna, guionista del filme.

El odio engendra odio y la vida es demasiado corta para vivir siempre cabreado. Desgraciadamente, no han pasado los años por los discursos y el mensaje de este retrato generacional, radiografía de la ira y sus consecuencias. 

Después de 20 años de su estreno, la reflexión del fanatismo y el fascismo que irrumpió con un mensaje suficientemente fuerte como para calar en la sociedad, nos plantea la pregunta si de verdad ha sido tan contundente como se esperaba.

Valedora de su estatus de película de culto, Tony Kaye propone una visión frontal y explícita del asunto, profundizando en la violencia y el poder, manteniéndose lejos de una lectura compleja que hable de su arraigo histórico. El puñetazo antes que el improperio, acompañado de una narración demoledoramente efectista. El racismo como expresión de la ira. La redención y su alto precio. 

La película se sostiene en el pilar básico de Edward Norton (Joaquin Phoenix desechó primero el papel por considerarlo demasiado duro) y su impactante personaje, un neonazi que pasa de ver el mundo en blanco y negro a hacerlo a todo color. Merecidísima nominación al Oscar.

"¿Haces algo para mejorar tu vida?"




























domingo, 30 de septiembre de 2018

Crítica | EUROPA (Lars Von Trier, 1991)


"Mi voz le llevará hacia Europa más profundamente. Voy a contar hasta diez y cuando llegue a diez estará en Europa. Cuando llegue a diez morirá, pero no podrá olvidar Europa."

La hipnótica voz es la de Max Von Sydow y el oscuro narrador Lars Von Trier. EUROPA (1991) es el punto de vista surrealista y onírico del siempre osado Von Trier sobre la posguerra en Alemania, esa que nadie cuenta, tratada en un marco histórico sin ningún rigor histórico, el que nos sumerge en ese mundo caótico y totalmente destruido, pesimista, sucio, una sociedad vencida y humillada.

Convierte un tren en un campo de concentración, a la paz personificada del lugar le da un arma, el amor se esconde bajo ideologías y explosivos. Juega con las metáfora como nadie. 

El odio de un conflicto no es un botón on/off, la guerra ha acabado pero el espíritu sigue vigente, y el cineasta danés (pre-Dogma) indaga en esa serie de ideales y lo muestra con su indudable calidad técnica, sentimiento contenido e influenciado por el cine de Bergman y Lang. Von Trier nunca deja indiferente, su cine es incómodo, pero como consigas entrar te destroza.




















jueves, 27 de septiembre de 2018

Crítica | LA CINTA BLANCA (Das weisse Band) (Michael Haneke, 2009)


"Le di a Dios una oportunidad de matarme. Él no lo hizo, así que está contento conmigo."

Michael Haneke aborda los gérmenes del nazismo en la sociedad alemana en vísperas de la Gran Guerra en LA CINTA BLANCA, una de las joyas del siglo XXI. Un relato brutal, profundo, descarnado y de apabullante fotografía de Berger, filmada en color y pasada a blanco y negro.

Analiza los comportamientos ordinarios de una sociedad de crueldad contenida, basada en el puritanismo y la autoridad religiosa, la semilla donde descansaba el espanto esperando el alzamiento del Tercer Reich. El retrato de los personajes y esa narración ambigua, da rienda suelta a sugerir y pensar más que explicar, mantiene en vilo con toda la aspereza del cine de autor europeo más cerca de Bergman que de Dreyer, la obra personal de un maestro de la narración. Brillante parábola histórica o un siniestro cuento de terror contenido

"¿Lo han hecho de forma consciente, son un grupo de niños abandonados a su suerte, o simplemente han sido malinterpretados?" Los niños son muy importantes en la historia (pasada, presente y, sobre todo, futura) y Haneke explicó el durísimo casting que llevaron a cabo: "Observamos a 7.000 niños durante seis meses... Fue difícil".



miércoles, 19 de noviembre de 2014

Crítica: 'Ida' (Pawel Pawlikowski, 2013)


Cinta polaca de corte clásico, característico cine de autor que está triunfando entre la crítica profesional, siendo nominada ampliamente a los premios de cine europeo y una de las candidatas más firmes para alzarse con el Oscar a la mejor película de habla no inglesa

El director Pawel Pawlikowski nos traslada a principios de la década de los 60, donde conocemos a Anna, una joven novicia que vive aislada en un convento y en el que conoce por primera vez al único pariente que le queda vivo, su tía Wanda que tiene una vida alegre. Ambas se embarcan en un viaje en busca de la fortuna que corrieron los padres de la menor durante el holocausto nazi. Descubrirá que algunos lazos cuando se atan es muy difícil desatarlos y volver la vista atrás como si nada hubiera sucedido.

Bajo una historia candente, apaciguada y de sosegado desarrollo se esconde la más absoluta crudeza de la soledad y los demonios que atormentan al ser humano. A raíz de un suceso terrible en el transcurso de la historia, Anna hará replantearse sus valores y creencias, su futuro, como afrontar la vida que le ha tocado vivir y lo más importante, probar a disfrutar algo prohibido en la corta vida que nos espera. La verdad personal. 

Una fotografía en blanco y negro exquisita, dos interpretaciones francamente buenas y un trato especial con el espectador que quedará engatusado con la triste vida de esta chica. Guión poderoso con un ritmo pausado, quizás más de lo que deseamos en algunos momentos, toma un aire de cierto documental en su narración y la puesta en escena, con una dirección meticulosa. El desenlace no sorprende, simplemente es el final que tenía que ser, sin ningún fuego de artificio extraño. Todo es real y personal. 

Habrá que esperar como transcurre el curso hacía el camino a los Oscars, pero 'Ida' ya ha firmado su candidatura sin vacilación. Poderosas interpretaciones, magnífica fotografía y una historia atrayente que mantendrá al público atento a los acontecimientos pese a su narración lenta. El camino hacía la ansiada estatuilla es lejano e imprevisible pero este drama venido de Polonia va por la ruta adecuada.


No tienen tumbas. Ni ellos ni ningún otro judío. Nadie sabe dónde están sus cuerpos. Tal vez estén en el bosque, o en el lago. - See more at: http://www.frasesdepeliculas.com.co/2014/06/frases-pelicula-ida.html#sthash.L2MQN34P.dpuf


"No tienen tumbas. Ni ellos ni ningún otro judío. Nadie sabe donde están sus cuerpos. Tal vez estén en el bosque, o en el lago."
No tienen tumbas. Ni ellos ni ningún otro judío. Nadie sabe dónde están sus cuerpos. Tal vez estén en el bosque, o en el lago. - See more at: http://www.frasesdepeliculas.com.co/2014/06/frases-pelicula-ida.html#sthash.L2MQN34P.dpuf



Valoración: [7/10]  
★★★★★★





Paco Garrido



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jueves, 10 de abril de 2014

Crítica: 'Hijos del Tercer Reich (Unsere Mütter, unsere Väter)' (Philipp Kadelbach, 2013)


'Hijos del Tercer Reich (Unsere Mütter, unsere Väter)' (Philipp Kadelbach, 2013)



"Los únicos vencedores de la guerra son las moscas..."



"Nuestras madres, nuestros padres", traducción literal al castellano del título original de la estupenda miniserie alemana sobre el nazismo en la II Guerra Mundial. En un género tan manido como el basado en la contienda bélica europea de la IIGM, 'Hijos del Tercer Reich' consigue sorprender y labrarse un hueco entre lo más destacado de este histórico conflicto bélico demostrando atesorar una calidad altísima a la altura de otras grandes y reconocidas producciones de televisión como 'Hermanos de Sangre' (2001) o 'The Pacific' (2010). Una de sus más importantes bazas para ganarnos nuestro respeto y admiración es la perspectiva que presenta, la guerra vista desde el bando alemán, recuerdo pocas película o series que la acción giro entorno a las vivencias de personajes alemanes. Otra de sus grandezas es la forma de narrar la historia, desde cinco perspectivas diferentes y a la vez interconectadas que mantendrán un hilo argumental sólido y estable en todo momento.


La trama nos sitúa en un bar de Berlín durante el comienzo de la hostilidad bélica llevada por parte de Adolf Hitler en 1941, donde conoceremos a cinco amigos que celebran su última noche antes de ser llamados al deber. Dos hermanos que serán conducidos al frente de batalla, el mayor con algo de experiencia en campañas bélicas y alto grado de reconocimiento en el ejercito y el menor desconocedor de todo lo que rodea a la guerra, amante de los libros y la paz. Una enfermera primeriza y enamoradiza que a su vez intenta establecerse como personalidad firme dentro del mandato del Führer. Una camarera con aires de grandeza que sueña con ser una famosa cantante y su novio judío, acomodado en la Alemania de la fecha como sastre. Después de brindar por reencontrarse en ese mismo lugar unos meses después e inmortalizarlo con una inolvidable fotografía, ninguno de los presentes sospechaba que la guerra que cambiaría el mundo también los cambiaría a ellos para siempre. Conoceremos de primera mano los estragos de la guerra en la personalidad de las personas tanto física como psicológicamente y su evolución mental, el daño moral que sufren los soldados en el frente de batalla y el sufrimiento de esos padres y madres por la marcha de sus hijos a un destino indeciso y tortuoso donde probablemente su último aliento se desvanezca por la miralla de un fusil. 


Pese a su aspecto visual de telefilm, la puesta en escena y la ambientación rayan a gran nivel. También es cierto que los planos exteriores y escenas de batalla se asemejen a un cine típico hollywoodiense mientras los interiores son menos estéticos y con mayor grado de austeridad. Nos encontraremos con un elenco de actores alemanes que realizan un trabajo más que aceptable, con una caracterización de personajes francamente buena. El cambio psicológico que encontraremos sobre la marcha pondrá los pelos de punta al más purista del género, varios giros de guión imprevisibles que dan creatividad a la trama. Como ya he remarcado, la ambientación es magistral invitando al espectador a meterse en la piel de los protagonistas y sentir la crudeza de sus imágenes. Técnicamente es soberbia, con una fotografía extraordinaria y absorbente. Conoceremos muchos detalles de la contienda muy bien definidos como la humanización de soldados alemanes, la duda sobre "la victoria final", los grupos de resistencia y combatividad de la Europa del Este, la persecución de judíos por todo el mapa europeo era una realidad. Ofrece una visión del nazismo desde la mente alemana como un retrato de la época, una dura crítica al sistema nazi y la barbarie creada, eso si, no se toca el tema del holocausto de manera directa y  simplemente aparecerá de soslayo, sin profundizar. No veremos un campo de concentración en los 270 minutos que dura el metraje, su labor será la de ofrecer un punto de vista más humanitario y dramático sin ofrecer la monstruosidad de forma explícita, más bien de refilón. Orquestalmente excelente, encuadres de alta calidad aderezados con varias escenas de planos largos y concisos. El guión se sostiene de manera elegante y atractiva para el público durante todo el desarrollo sin perder un ápice de interés. Peca de narrar de forma visceral y precipitada algunas escenas importantes de la historia, sobre todo contando las coyunturas de los dos hermanos protagonistas. Pequeños detalles achacables como algunos efectos especiales que bajan de calidad en un punto concreto y una acción inverosímil puntual que no empañan el resultado final, pero que los amantes de lo técnico lo tendrán en cuenta. El final no consigue sorprender pero está acorde con lo que encontraremos en todo el grueso de la obra, realista y esclarecedor.


No esperen una conmovedora y pedante historia lagrimosa, este drama histórico profundiza sobre el lado humano y el reflejo de una sociedad que luchó contra sus propios demonios, y lo hace de manera magnífica. Personajes inolvidables que crearán un vínculo especial con el público que decida embarcarse con ellos en el infierno de la guerra. Como bien define la mentalidad alemana en la actualidad: Ni todo alemán era nazi, ni todo nazi era alemán. 




Valoración: [8/10]
★★★★★★★




P. Garrido